Te voy a confesar algo: la primera vez que probé el vodka fue en casa de un colega, en una botella sin etiqueta que parecía sacada de un laboratorio soviético. Estaba tan fuerte que me quemó el alma. Y aun así, repetí. ¿Por qué? Porque el vodka tiene esa personalidad misteriosa, potente y camaleónica que solo las mejores bebidas pueden presumir.
Pero vamos al grano: ¿cuánta graduación tiene el vodka?
La mayoría de los vodkas que encuentras por ahí rondan los 40 grados de alcohol (40% vol.), aunque algunos suben hasta los 50 e incluso más.
Y sí, eso es bastante. Para que te hagas una idea, una cerveza tiene entre 4 y 6 grados. Así que si te vas a lanzar con vodka, hazlo con estilo… y con cabeza.
El vodka nació para calentar los inviernos rusos, pero acabó conquistando barras de todo el mundo. Normalmente es una destilación a partir de cereales o patatas, y su sabor neutro (sí, ese que muchos dicen que “no sabe a nada”) es justo lo que lo hace especial: se mezcla con todo y se adapta a cualquier plan.
Como tú cuando decides si hoy toca perreo lento o techno hasta el amanecer.
Las mezclas que nunca fallan
Vale, ya sabes que el vodka tiene potencia u es una bebida con alto contenido alcohólico. Pero no vas a bebértelo solo como un cosaco a menos que tengas algo que demostrar. Por suerte, hay combinaciones que funcionan tan bien como un temazo en Ego Club a las tres de la mañana. Aquí van algunas ideas para un buen cóctel:
Vodka con naranja (el clásico Screwdriver): fresquito, sencillo y con pinta de zumo inocente. Pero no lo subestimes.
Vodka con limón y soda: el trío mágico si quieres algo refrescante y no muy dulce.
Vodka con Red Bull: para los que vienen a bailar, no a dormir. (Spoiler: en Ego esto se pide mucho.)
Vodka con arándanos: una mezcla con rollo, de esas que dicen “sé lo que hago y me da igual lo que pienses”.
Vodka tonic: elegante y fresco, como ese crush que se pasa por Ego Club y te deja con la sonrisa puesta.
Un trago con historia y alta graduación
Aunque lo asociemos con Rusia, el origen del vodka está en disputa entre rusos y polacos, como una especie de Guerra Fría etílica.
Este licor o aguardiente de alta graduación alcohólica apareció entre los siglos XIV y XV, y durante siglos se utilizó como medicina (sí, medicina, como lo oyes). Luego esta bebida alcohólica se popularizó en los palacios, en las guerras y en las fiestas de toda Europa del Este.
Cuando llegó a Occidente, el vodka se reinventó. En los años 50 se convirtió en la bebida de moda en Estados Unidos rivalizando con el whisky, y desde entonces ha ido evolucionando hasta colarse en todos los locales que saben de verdad lo que es una buena noche.
Y sí, Ego Club está en esa lista.
El vodka en Ego Club
Aquí no servimos cualquier cosa. En Ego el vodka es cosa seria: lo tenemos frío, bien mezclado y servido en vasos que dan ganas de brindar.
Ya sea vodka absolut u otras marcas. Tenemos todas las bebidas que puedas imaginar.
Tanto si te lo tomas en barra como si vienes con tu grupo y os montáis una fiesta en uno de nuestros reservados, el vodka forma parte del ritual.
Ese que empieza con un brindis, sigue con risas y acaba bailando con desconocidos que te parecen de otro planeta (spoiler: son de Madrid, pero de los guapos).
Así que si eres fan del vodka, quieres probar mezclas nuevas o simplemente te apetece una noche que empiece con un buen trago y acabe quién sabe dónde… ya sabes dónde estamos.
Ven a Ego Club. La barra te espera. La pista también. El vodka, por supuesto, está bien frío.